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Tjitske
Tjitske Co-Founder
viernes, 10 de octubre de 2025

El Próximo Salto: Cómo el Robot Atlas de Boston Dynamics Aprendió a Sentir e Imitar

Boston Dynamics ha capturado durante años la imaginación del público con videos virales de sus robots realizando hazañas que desdibujan la línea entre la máquina y el ser vivo. Desde el Spot, similar a un perro, navegando por terrenos accidentados hasta las versiones anteriores de Atlas ejecutando saltos mortales acrobáticos, la compañía ha superado constantemente los límites de la robótica. Ahora, han revelado un nuevo avance que es posiblemente más profundo que cualquier rutina de parkour: una versión de su robot humanoide, Atlas, que no solo puede moverse con una gracia asombrosa, sino que también puede "sentir" lo que toca. Equipado con nuevas y diestras manos con sensores táctiles y impulsado por un sistema avanzado de IA, Atlas ya no es solo un autómata ágil; se está convirtiendo en una máquina capaz de una interacción matizada y precisa con el mundo que lo rodea.

Esta última evolución marca un cambio significativo de demostrar movilidad bruta a lograr una manipulación sofisticada. El nuevo Atlas muestra una mano de tres dedos que puede manejar con delicadeza objetos frágiles y agarrar con firmeza los pesados, todo mientras adapta su agarre en tiempo real. Esto es posible gracias a una combinación de sensores táctiles en las yemas de sus dedos y una IA entrenada con vastos conjuntos de datos de movimiento humano, un proyecto desarrollado en colaboración con el Toyota Research Institute. El robot ahora puede observar a un humano realizando una tarea y aprender a replicar esos movimientos sin ser programado explícitamente para cada acción individual. Esta transición de rutinas preprogramadas a un comportamiento aprendido y adaptativo es un momento decisivo para la robótica humanoide.

Este artículo de blog profundizará en los notables avances del nuevo Atlas. Rastrearemos su evolución desde una pieza de exhibición acrobática hasta un manipulador preciso, exploraremos la tecnología de vanguardia detrás de su sentido del tacto y analizaremos la IA que le permite imitar las acciones humanas. También analizaremos las posibles aplicaciones de dicho robot, desde la logística y la fabricación hasta la atención médica y la respuesta a desastres, al tiempo que reconocemos las limitaciones y los desafíos actuales que se avecinan. Finalmente, reflexionaremos sobre lo que este avance significa para el futuro de la robótica y su impacto más amplio en la sociedad. Las nuevas habilidades de Atlas son más que una simple actualización técnica; son un vistazo a un futuro donde los robots humanoides pueden trabajar junto a nosotros, no como máquinas torpes, sino como socios capaces.

La Evolución de Atlas: De Trucos Acrobáticos a Manejo de Precisión

El viaje del robot Atlas es una narrativa convincente de la evolución robótica, que refleja los rápidos avances en IA, mecánica y hardware durante la última década. Desde su forma inicial y pesada, impulsada por ruidosos sistemas hidráulicos, hasta su iteración actual, elegante, eléctrica y ágil, Atlas ha servido como un punto de referencia público para el estado del arte en la robótica humanoide. Esta evolución ha sido una progresión deliberada, pasando de resolver el desafío fundamental de la locomoción bípeda dinámica a abordar el problema mucho más matizado de la manipulación hábil de objetos.

Las primeras versiones de Atlas, presentadas al público alrededor de 2013, eran una maravilla de su tiempo, pero muy diferentes de la máquina que vemos hoy. Estos robots iniciales estaban atados, alimentados por una ruidosa fuente de energía hidráulica externa, y se centraban principalmente en la movilidad y el equilibrio básicos. Los videos de esa época mostraban a Atlas caminando sobre terreno irregular, manteniendo el equilibrio cuando se le empujaba y realizando tareas simples. El objetivo principal de la investigación era crear una máquina que pudiera navegar en entornos centrados en el ser humano, un desafío que requería resolver problemas increíblemente complejos en dinámica y teoría de control. Boston Dynamics se hizo famoso por sus videos de "pruebas de abuso", donde los ingenieros empujaban, golpeaban y quitaban objetos de las manos del robot, todo en un esfuerzo por desarrollar un sistema lo suficientemente robusto como para manejar la imprevisibilidad del mundo real.

La siguiente fase importante en el desarrollo de Atlas vio un cambio hacia la operación autónoma y sin ataduras y una agilidad dinámica espectacular. Esta es la versión de Atlas que se convirtió en una sensación viral en Internet. Impulsado por un sistema hidráulico a bordo más compacto, este robot podía correr, saltar y realizar complejas rutinas de gimnasia, incluyendo saltos mortales hacia atrás y secuencias de parkour. Estas demostraciones no eran meros trucos publicitarios; eran pruebas rigurosas del sistema de control del robot, que demostraban su capacidad para gestionar el impulso, la energía y el equilibrio a través de maniobras altamente dinámicas. Cada salto y voltereta requería que el robot percibiera su entorno, planificara una secuencia de acciones y las ejecutara con una precisión de una fracción de segundo. Aunque inmensamente impresionante, el enfoque se mantuvo en la movilidad de todo el cuerpo. Las manos del robot eran simples, a menudo parecidas a paletas pasivas, suficientes para presionar botones o proporcionar un tercer punto de contacto, pero incapaces de un agarre sofisticado.

La última iteración de Atlas representa un giro fundamental. La ruidosa hidráulica ha sido reemplazada por motores eléctricos compactos y potentes, lo que resulta en un robot más silencioso, más eficiente y más fuerte. Más importante aún, el enfoque se ha desplazado de las piernas a las manos. Boston Dynamics ha diseñado una nueva mano de tres dedos, una desviación significativa del modelo humano de cinco dedos. Esta elección de diseño es una clase magistral en eficiencia de ingeniería, que proporciona la gran mayoría de la capacidad de agarre similar a la humana con mucha menos complejidad mecánica. Cada uno de los tres dedos está equipado con sus propios motores, lo que permite un movimiento preciso e independiente. Este nuevo hardware se combina con una actualización de software revolucionaria: un sistema de IA desarrollado con el Toyota Research Institute. Este sistema permite a Atlas aprender observando a los humanos, superando las acciones preprogramadas para llegar a un estado de comportamiento adaptativo y aprendido. El nuevo Atlas es menos un acróbata y más un posible compañero de trabajo, diseñado no solo para navegar en un mundo humano, sino para interactuar con él de manera significativa.

Referencia de la Fuente: Boston Dynamics, Bright.nl

Sensores Táctiles: Cómo Atlas 'Siente' los Objetos

La capacidad de realizar un salto mortal hacia atrás es un testimonio del control de un robot sobre su propio cuerpo, pero la capacidad de recoger un huevo sin romperlo es un testimonio de su control sobre el mundo que lo rodea. La innovación de hardware más importante en el nuevo Atlas es la integración de un sentido del tacto a través de sensores táctiles avanzados. Este desarrollo eleva al robot de una máquina que simplemente ejecuta comandos posicionales a una que puede percibir y reaccionar al contacto físico, permitiendo un nivel de destreza que antes era imposible. Es este sentido de "sentir" lo que permite a Atlas manejar objetos con una combinación de fuerza y delicadeza similar a la humana.

La tecnología está integrada directamente en las nuevas manos de tres dedos del robot. Las yemas de cada dedo están equipadas con sofisticados sensores táctiles (tastsensoren). Estos sensores funcionan de manera muy similar a los nervios de las yemas de los dedos humanos, proporcionando retroalimentación de alta resolución sobre la presión, la textura y las fuerzas de cizallamiento. Cuando el dedo de Atlas hace contacto con un objeto, estos sensores detectan la distribución de la presión a través de la superficie de contacto. Estos datos se transmiten en tiempo real a la unidad central de procesamiento del robot, dándole una "imagen" rica y detallada de la interacción física. Además de los sensores en las yemas de los dedos, se integran cámaras en la palma de la mano, proporcionando datos visuales a corta distancia que complementan la información táctil, confirmando la posición y orientación del objeto mientras se está agarrando.

Esta combinación de vista y tacto es lo que desbloquea el manejo de precisión. Considere la tarea de recoger una caja de herramientas pesada. El sistema de visión del robot identifica primero el asa. A medida que la mano se cierra, los sensores táctiles proporcionan retroalimentación inmediata en el momento en que se hace contacto. El algoritmo de control del robot puede entonces modular la fuerza de su agarre. Puede aumentar la presión hasta que los sensores informen que el agarre es lo suficientemente firme como para superar la fuerza de la gravedad, evitando que la caja se deslice. Los sensores también pueden detectar pequeños desplazamientos o deslizamientos durante el movimiento, lo que permite a Atlas reajustar inconscientemente su agarre, tal como lo haría un humano.

Ahora, considere una tarea más delicada, como manipular una pieza de cristalería. En este escenario, el robot se basa en los mismos sensores pero utiliza los datos de manera diferente. El sistema de control está programado con un umbral de presión máximo. A medida que los dedos se cierran alrededor del vaso, el robot aplica la fuerza justa para asegurarlo, monitoreando constantemente los datos de los sensores para asegurarse de no exceder la presión que podría hacerlo añicos. Este bucle de retroalimentación —percibir, actuar, sentir, ajustar— es lo que separa a los simples agarradores robóticos de las manos verdaderamente diestras. Permite a Atlas adaptar su agarre no solo al peso y la fragilidad de un objeto, sino también a su forma. Al sentir los contornos de un objeto mientras lo agarra, el robot puede crear un agarre estable y de múltiples puntos en objetos de forma irregular, algo que es increíblemente difícil de lograr solo con la visión. Este sentido del tacto es el ingrediente clave que transforma a Atlas de una máquina de fuerza bruta en un manipulador matizado.

Referencia de la Fuente: Bright.nl, Toyota Research Institute

Mimetismo Humano Impulsado por IA: Aprendiendo del Comportamiento Humano

Mientras que los sensores táctiles proporcionan a Atlas los datos brutos del tacto, es el sistema avanzado de IA el que le da la inteligencia para usar esos datos de manera efectiva. En una colaboración histórica con el Toyota Research Institute (TRI), Boston Dynamics ha ido más allá de la programación robótica tradicional, donde cada acción debe ser meticulosamente codificada por un ingeniero. En su lugar, han desarrollado un sistema de IA que permite a Atlas aprender observando a los humanos. Esta capacidad de imitar el comportamiento humano es un paso revolucionario, que promete reducir drásticamente el tiempo de desarrollo y permitir que el robot realice una gama de tareas virtualmente ilimitada.

El núcleo de este sistema es una técnica de aprendizaje automático conocida como aprendizaje por imitación, o aprendizaje por demostración. En su forma más simple, el proceso implica hacer que el robot "observe" a un humano realizar una tarea. Esto se hace típicamente en un entorno controlado donde los movimientos de un operador humano se capturan utilizando tecnología de seguimiento de movimiento. Los datos recopilados no son solo la trayectoria de las manos de la persona, sino los detalles sutiles de su postura, sincronización y la forma en que interactúan con los objetos. Este enorme conjunto de datos de comportamiento humano sirve como material de entrenamiento para el cerebro de IA de Atlas.

El modelo de IA examina estos datos, identificando patrones y aprendiendo la "política" o estrategia subyacente para una tarea determinada. Por ejemplo, al observar a un humano mover cajas de un palé a otro cientos de veces, la IA aprende la secuencia general de acciones: identificar una caja, acercarse a ella, agarrarla, levantarla, caminar hacia el destino y colocarla. Pero aprende más que solo los trazos generales. Aprende las correlaciones sutiles, como cómo ajustar su postura corporal para levantar una caja pesada en lugar de una ligera, o cómo orientar su muñeca para colocar un objeto en un estante alto. Aprende un modelo generalizado de la tarea, no solo una trayectoria única y rígida.

Esto es lo que permite a Atlas ir más allá de la simple imitación. Una vez entrenado, el robot no solo reproduce los movimientos exactos que se le mostraron. Puede adaptar y generalizar sus habilidades aprendidas a situaciones nuevas y ligeramente diferentes. Si fue entrenado para recoger un tipo específico de botella, puede usar ese conocimiento aprendido para averiguar cómo recoger una botella de forma diferente que nunca ha visto antes. Combina su modelo aprendido de "cómo recoger cosas" con los datos en tiempo real de sus cámaras y sensores táctiles para idear un agarre exitoso para el nuevo objeto. Esta es una distinción crucial. Es la diferencia entre un robot que solo puede seguir un camino preprogramado y uno que puede resolver problemas genuinamente en un entorno restringido.

En un video de demostración, esta capacidad se muestra en todo su esplendor. Se muestra a Atlas moviendo objetos de una cesta a un estante. Los movimientos del robot son deliberados y, por ahora, más lentos que los de un humano. Sin embargo, adapta claramente su agarre a la forma de cada objeto y ajusta sus movimientos en función de su ubicación. Esto no es una danza pre-coreografiada; es una demostración de una habilidad aprendida. Este enfoque impulsado por la IA significa que enseñar a Atlas una nueva tarea ya no requiere semanas de programación compleja. Podría ser tan simple como hacer que un humano demuestre la tarea durante unas horas. Esta escalabilidad es lo que convierte al nuevo Atlas en una plataforma no solo para la investigación, sino para un posible despliegue en el mundo real.

Referencia de la Fuente: Bright.nl, Toyota Research Institute

Aplicaciones y Potencial: Lo que Atlas Puede Hacer Hoy y Mañana

Los avances en la destreza y las capacidades de aprendizaje de Atlas no son solo para crear impresionantes videos de demostración; están dirigidos a desbloquear aplicaciones prácticas y del mundo real que podrían transformar industrias importantes. Si bien el robot sigue siendo una plataforma de investigación y aún no un producto comercial, sus habilidades actuales apuntan hacia un futuro en el que los robots humanoides pueden asumir tareas que son peligrosas, repetitivas o físicamente exigentes para los humanos. Las posibles aplicaciones abarcan la logística, la fabricación, la atención médica e incluso los servicios de emergencia.

En el futuro inmediato, el área más probable para el despliegue es en la logística y la fabricación. Los almacenes y las fábricas son entornos semiestructurados donde las tareas suelen ser repetitivas pero requieren un grado de adaptabilidad que ha sido difícil para la automatización tradicional. Un robot como Atlas podría algún día trabajar en un almacén, descargando camiones, clasificando paquetes y almacenando estantes. Su forma humanoide le da una ventaja distintiva aquí; está diseñado para operar en espacios construidos para humanos. Puede subir escaleras, pasar por pasillos estrechos y usar las mismas herramientas y equipos que un trabajador humano, eliminando la necesidad de un costoso rediseño de toda la instalación. La capacidad de manejar una amplia variedad de formas y tamaños de objetos con sus nuevas manos lo hace mucho más versátil que un brazo robótico fijado a una vía.

Mirando más adelante, las aplicaciones potenciales se vuelven aún más transformadoras. En la atención médica, un robot humanoide podría servir como asistente en hospitales o centros de atención para personas mayores. Podría levantar y mover pacientes, transportar equipos médicos pesados o desinfectar habitaciones, liberando a enfermeras y cuidadores para que se centren en la atención directa al paciente. Su capacidad para aprender por demostración sería invaluable, permitiéndole ser "enseñado" rápidamente a nuevas rutinas y procedimientos específicos del diseño y flujo de trabajo de un hospital.

Uno de los objetivos más antiguos de la robótica humanoide es la respuesta a desastres. Después de eventos como el desastre nuclear de Fukushima, hubo un renovado impulso para desarrollar robots que pudieran ingresar a entornos demasiado peligrosos para los humanos. Un robot como Atlas podría navegar por los escombros de un edificio derrumbado, cerrar válvulas en una planta industrial comprometida o buscar sobrevivientes. Su forma similar a la humana le permitiría subir escaleras, abrir puertas y operar maquinaria diseñada para manos humanas. Si bien esta sigue siendo una visión a largo plazo que requiere mejoras significativas en la autonomía y la robustez, las capacidades fundamentales que se están desarrollando en Atlas hoy —movilidad dinámica, manipulación diestra y aprendizaje adaptativo— son los componentes esenciales para hacer de esto una realidad.

La versión actual de Atlas está demostrando el "qué": la capacidad de realizar tareas de manipulación complejas. La siguiente fase de investigación se centrará en mejorar el "cómo": hacer que el robot sea más rápido, más autónomo y más robusto. A medida que estas capacidades maduren, Atlas y robots como él podrían pasar del laboratorio a la fuerza laboral, no como reemplazos del trabajo humano, sino como socios que pueden mejorar la productividad y asumir los trabajos que los humanos no pueden, o no deberían, hacer.

Referencia de la Fuente: Boston Dynamics, Bright.nl

Desafíos y Limitaciones: El Camino por Delante para Atlas

A pesar del progreso innovador, el camino para desplegar a Atlas en el mundo real todavía es largo y está lleno de desafíos significativos. Las demostraciones actuales, aunque asombrosas, tienen lugar en entornos de laboratorio controlados. Para que Atlas se convierta en un producto comercial viable, Boston Dynamics y la comunidad robótica en general deben superar varias limitaciones clave en velocidad, adaptabilidad, eficiencia energética y costo.

La limitación más evidente en los videos actuales es la velocidad. Atlas realiza sus tareas con un ritmo lento y deliberado que es significativamente más lento que el de un trabajador humano. Un humano puede transferir cajas de una cesta a un estante en una fracción del tiempo. Esta diferencia de velocidad es un obstáculo importante para la viabilidad comercial. En un entorno logístico o de fabricación, la productividad se mide en unidades por hora. Un robot que opera a la mitad de la velocidad de un humano puede no proporcionar un retorno de la inversión suficiente. Mejorar la velocidad del robot no es solo una cuestión de aumentar la potencia de sus motores. Implica una compleja interacción de percepción, planificación y control. Los movimientos más rápidos requieren que el robot perciba y reaccione a su entorno más rápidamente, e introducen más fuerzas dinámicas que su sistema de control debe gestionar para mantener la estabilidad. Boston Dynamics ha declarado que mejorar la velocidad es un enfoque clave para los modelos futuros.

Otro desafío importante es la adaptabilidad y la robustez. Si bien el sistema de IA permite a Atlas generalizar a partir de su entrenamiento, su capacidad para manejar la verdadera novedad y los eventos inesperados todavía es limitada. ¿Qué sucede si se encuentra con un objeto que nunca ha visto antes, con una forma y textura completamente diferentes? ¿Qué pasa si deja caer un objeto? ¿Qué pasa si un colega humano se cruza inesperadamente en su camino? Un robot verdaderamente autónomo debe ser capaz de manejar una variedad casi infinita de "casos límite" de manera segura y efectiva. Esto requiere un nivel de razonamiento de sentido común y conciencia ambiental que todavía está en la frontera de la investigación de la IA. El robot necesita pasar de operar en un entorno semiestructurado a poder funcionar en el desorden caótico e impredecible del mundo real.

El consumo de energía y el costo también son barreras prácticas críticas. Los robots humanoides consumen una cantidad increíble de energía. Operar un complejo conjunto de potentes motores, sensores y computadoras a bordo requiere una cantidad significativa de energía, lo que limita el tiempo operativo del robot antes de que necesite recargarse. Extender la vida útil de la batería sin agregar un peso prohibitivo es un desafío de ingeniería importante. Finalmente, el costo de un robot como Atlas es actualmente astronómico, probablemente ascendiendo a cientos de miles, si no millones, de dólares. El hardware diseñado a medida, los sensores avanzados y los potentes procesadores lo convierten en una pieza de equipo de investigación a medida. Para una adopción generalizada, el costo deberá reducirse en órdenes de magnitud, lo que requerirá economías de escala en la fabricación y avances en tecnología de componentes más asequibles. Estos desafíos no son insuperables, pero destacan que la transición de un prototipo de investigación a un producto de mercado masivo es un maratón, no un sprint.

Referencia de la Fuente: Bright.nl, Boston Dynamics

El Impacto Más Amplio: Lo que Esto Significa para la Robótica y la Sociedad

Los avances encarnados en el nuevo robot Atlas resuenan mucho más allá de las paredes del laboratorio de investigación. Representan un punto de inflexión significativo para la industria de la robótica y plantean preguntas importantes para la sociedad en general. Esta nueva generación de robots humanoides, capaces tanto de proezas físicas como de manipulación inteligente, desafía nuestras percepciones de lo que las máquinas pueden hacer y provoca una conversación necesaria sobre el futuro del trabajo, la interacción humano-robot y la integración ética de la robótica avanzada en nuestra vida diaria.

Para la industria de la robótica, Atlas sirve tanto de inspiración como de punto de referencia. Demuestra que el sueño largamente anhelado de un robot humanoide verdaderamente capaz y de propósito general se está volviendo tecnológicamente factible. Es probable que esto estimule una mayor inversión e investigación en todo el campo, acelerando el progreso en áreas clave como la IA, la tecnología de sensores y la ingeniería mecánica. Las decisiones de diseño tomadas por Boston Dynamics, como optar por una mano de tres dedos y centrarse en el aprendizaje por demostración, influirán en otros investigadores y empresas. Este éxito podría ayudar a estandarizar ciertos enfoques de la locomoción bípeda y la manipulación, creando una plataforma más unificada para una mayor innovación, de manera muy similar a como lo hizo la PC para la computación.

Para la sociedad, el auge de robots como Atlas pone el futuro del trabajo en primer plano. El potencial de estos robots para automatizar tareas físicas que hasta ahora han sido dominio exclusivo de los humanos plantea preocupaciones sobre el desplazamiento de empleos. Si bien estos robots podrían crear nuevos empleos en el mantenimiento, la programación y la supervisión de robots, sin duda perturbarán los mercados laborales tradicionales en sectores como la logística, la construcción y la fabricación. Esto requiere una respuesta social proactiva, que incluya la inversión en educación y programas de reentrenamiento para equipar a la fuerza laboral con las habilidades necesarias para los trabajos del futuro. La conversación debe pasar del miedo a la estrategia: ¿cómo podemos gestionar esta transición para garantizar que los beneficios económicos de la automatización robótica se compartan ampliamente?

Además, la perspectiva de que los robots humanoides trabajen junto a las personas plantea nuevas preguntas sobre la seguridad y la interacción social. ¿Cómo nos aseguramos de que un robot poderoso como Atlas pueda operar de manera segura alrededor de seres humanos frágiles? ¿Qué efectos psicológicos tendrá en las personas trabajar e interactuar diariamente con máquinas que se ven y se mueven como ellos? El desarrollo de protocolos de seguridad robustos y pautas éticas para la interacción humano-robot será tan importante como el desarrollo de la tecnología misma. El nuevo Atlas es más que una máquina; es un catalizador para una discusión que debemos tener sobre el tipo de futuro que queremos construir con nuestros homólogos robóticos. Nos obliga a pensar críticamente sobre cómo podemos aprovechar el poder de esta tecnología para aumentar el potencial humano y crear una sociedad más productiva, segura y mejor para todos.

Referencia de la Fuente: Bright.nl

Conclusión: El Amanecer del Humanoide Capaz

El viaje del robot Atlas, desde una máquina tambaleante y atada hasta un autómata diestro y que aprende, es una poderosa crónica del progreso en la robótica. La última iteración, con su capacidad para "sentir" objetos e imitar acciones humanas, representa un salto monumental hacia adelante. Boston Dynamics ha cambiado los objetivos, pasando de la simple demostración de movilidad a lograr una interacción significativa. Esta es la transición crucial que comienza a desbloquear el potencial del mundo real de los robots humanoides, llevándolos del ámbito de la ciencia ficción al piso de la fábrica, la sala del hospital y la zona de desastre.

Hemos visto cómo una combinación de hardware sofisticado, como los sensores táctiles, y una IA avanzada, basada en el aprendizaje por imitación, ha dado a Atlas una nueva destreza. Esto le permite manejar una variedad de objetos con un matiz que comienza a acercarse al de un humano. Si bien persisten desafíos significativos en velocidad, adaptabilidad y costo, la prueba fundamental de concepto está ahí. El nuevo Atlas es una plataforma que demuestra no solo lo que es posible hoy, sino lo que será práctico mañana.

Este hito tecnológico nos obliga a mirar hacia adelante y considerar las profundas implicaciones. Señala un futuro en el que los robots no son solo herramientas sino socios, capaces de asumir trabajos físicamente exigentes y peligrosos, aumentando así las capacidades humanas y mejorando la seguridad. Sin embargo, este futuro también exige previsión y una planificación cuidadosa. Debemos abordar los impactos sociales, desde el futuro del trabajo hasta la ética de la interacción humano-robot, para garantizar que esta poderosa tecnología se integre de manera responsable y en beneficio de todos.

El nuevo Atlas no es el final de la historia de la robótica humanoide; es el final del principio. Marca el amanecer del robot humanoide verdaderamente capaz, una máquina diseñada no solo para existir en nuestro mundo, sino para actuar en él de manera deliberada y hábil. El camino a seguir es complejo, pero por primera vez, es claramente visibl

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